lunes, 22 de noviembre de 2010

Trabajo Parcial 1



MAESTRÍA EN COMUNICACIÓN Y TECNOLOGÍAS EDUCATIVAS


ALUMNO: AQUILES TERCERO MÉNDEZ CÁRDENAS


TUTOR: MARIA DEL ROSARIA FRIXAS FLORES


GRUPO. 01


SEDE: UNIVERSIDAD DEL GOLFO DE MÉXICO RECTORÍA NORTE, ORIZABA, VERACRUZ




La ética en México
Resumen: el presente trabajo tiene como finalidad hacer un análisis reflexivo de las lecturas de “Los siete saberes necesarios para la educación del futuro” de Morín, Edgar (1999); y “Formación de investigadores educativos” de Rojas Soriano, Raúl (1992). Así como escudriñar la conciencia ética de nosotros los mexicanos en diversos contextos, a partir de experiencias personales. No se trata de ridiculizar ni denigrar al mexicano, tampoco el afán humorístico al reconocer la astucia mal encausada de algunos integrantes de nuestra sociedad, que al actuar de mala fe, piensan que han sido mejores que otros al esforzarse poco por conseguir lo que muchos buscan con grandes esfuerzos. Por el contrario, este documento intenta ser un espejo en el que podamos o no, reflejarnos para conocer y entender las virtudes que debemos tener presentes en nuestra vida como miembros de una familia, sociedad e incluso investigadores.
1.    La ética en general.
La ética ha sido motivo de muchas interpretaciones a lo largo de la historia, incluso se habla de ella en diferentes contextos. Es importante saber que los antiguos filósofos griegos veían en ella el camino para lograr la virtud del ser humano. Aristóteles, en su libro “Ética a Nicómaco” (Ethika Nicomakeia), manifestaba que la virtud no viene directamente del conocimiento, sino que requiere el hábito; de esta forma sabemos que la ética debe por tanto, ejercitarse en todos los aspectos de la vida, pero no como un “deber ser”, sino como un medio a través del cual se alcanzan las virtudes que llevan a una vida plena y en armonía con lo que nos rodea.
Sin embargo, en muchas ocasiones se ve a la ética como algo ajeno al ser humano, como un lastre con el que debe cargar todo hombre en el arduo camino de la superación profesional, de las relaciones humanas, y por supuesto de la educación. De acuerdo con Edgar Morín (1999) uno de los obstáculos para la comprensión es el desconocimiento de los imperativos éticos propios de una cultura; pero ¿cómo podemos comprender una ética distinta a la nuestra? Si en muchos casos no conocemos y definimos una propia. La comprensión humana debe ser el resultado del sentimiento de empatía hacia los demás, entender lo que nos hace diferentes a los seres humanos, es precisamente eso, la gran diversidad de formas de ser.
Lo intrincado de la ética de forma general, tiene que ver, en muchas ocasiones, con la ausencia de penas impuestas a las normas morales, lo que trae como consecuencia inmediata que se piense que la ética en cualquiera de los ámbitos, se encuentra en el limbo inconsciente de aquellos que son moralistas, pues hay personas que claman y se vanaglorian de ciertos actos que podrían parecer virtudes, cuando en realidad no hay ningún honor en la realización de tales. Situación que podemos definir como una malversación de valores individuales y sociales.
Considero importante que es importante señalar que de acuerdo con Rojas (1992), acerca del plagio en el trabajo científico, se encuentran diversos factores para que la ética en el campo en el campo de la investigación sea un elemento de vital importancia. Por un lado, como dice el autor, el desconocimiento de realizar las citas bibliográficas, es un hecho que nos abruma en cualquiera de los ámbitos, pero afecta directamente en el investigador, pues debemos reconocer que  México es un país que tiene poca cultura de lectura autodidacta; leemos porque debemos, porque así lo requieren nuestras actividades, etcétera; pero no vemos más allá de la obligación lo cual. Nos condena al plagio por ignorancia, por la falta de recursos argumentativos y métodos de estudio focalizados.
Pero por otro lado, encontramos el plagio deshonesto que tiene que ver con la falta de ética, tanto de los estudiantes, como profesores , investigadores y demás; el problema aquí no es la falta de recursos antes mencionados, sino de interés y de la búsqueda de la virtud en la persona, lo cual en mi opinión está en contra de la naturaleza intrínseca del ser humano, que debe buscar por lo medios idóneos (honestos) la superación personal y por añadidura la de la sociedad.
Para evitar el plagio por desconocimiento o inconsciente debemos empezar por “cultivarnos” más y mejor; me refiero a ser más comprometidos con nuestro desarrollo académico, para lograr un mejor desempeño profesional. Quienes estamos inmersos en el ámbito educativo, desde nuestro lugar, podemos motivar a quienes interactúan con nosotros, alumnos, padres de familia, compañeros de profesión, para lograr un país de lectores que tengan argumentos para poder interpretar, citar, pero sobretodo disfrutar del mundo de la lectura y con ello conocer y valorar la cultura.
2.    La ética en México
México es un país que tiene en su complejidad una gran riqueza, y una gran fortaleza. Sin embargo, sigue habiendo en nuestro entorno personas que pasan de largo esta idea y lo manifiestan en su comportamiento; quienes dejan a un lado las virtudes del hombre, quienes se venden a un mejor postor, quienes prefieren el camino fácil a la solución de sus necesidades inmediatas. Es ahí donde la ética va en detrimento de su real valor.
La experiencia de Raúl Rojas Soriano en su texto “Formación de investigadores educativos” (1992), donde menciona el plagio que realizó una profesora que participaba en un concurso de oposición; no es un acontecimiento aislado de plagio, pues observamos esta conducta incluso en los medios de comunicación como los canales más populares de la televisión mexicana, en donde la competencia por tener más teleauditorio, los lleva a la realización de programas idénticos con un contenido más que absurdo; con todo esto sólo demuestran su falta de creatividad, además de ética al desplegar la política de “lo que la mayoría quiere ver”. Estoy seguro que la sociedad mexicana no quiere ver programas que denigren al mexicano con estereotipos gastados de ignorancia.
Por otro lado, la educación en México no progresará en tanto no exista una conciencia ética que estimule el mejoramiento, la superación, la comprensión, auspiciada por quienes estamos constreñidos a vigilarla, nosotros mismos. Los padres de familia, profesores, las autoridades educativas, los gobiernos de los diferentes niveles, todos tenemos que empezar a dejar atrás actitudes que marginan la ética en México, empezando por el interior, desde el más humilde de los lugares, dejar atrás la terrible afirmación de que “el que no tranza no avanza”.
Todos tenemos una responsabilidad dentro de nuestra comunidad, desde el padre de familia que pide a su hijo buenas calificaciones sin importar los medios para obtenerla; o la autoridad educativa que maquilla los resultados de evaluaciones a sus estudiantes “para que la estadística no se vea tan fea”; o aquél funcionario público que pide una cantidad de dinero por realizar un trámite que es gratuito, hasta el comerciante que alza el precio de productos, aprovechándose de la necesidad o urgencia derivada de una catástrofe (caso Monterrey con el agua). Es en esos casos cuando los mexicanos doblamos la ética, la dejamos a un lado, la olvidamos; ¿Qué pasaría en el ámbito de la investigación si nos comportamos igual? El resultado sería siempre el mismo, el plagio; y por añadidura, la mediocridad, el estanco y el fracaso.
Reflexionar, interiorizar (introspección), comprendernos a nosotros y a los demás, realzar las virtudes reales, evitar la ignorancia, vivir en verdadera democracia, esforzarnos por mejorar “a la buena”, sin tranzas, son los caminos para lograr una ética como decía Aristóteles: encontrar el camino para lograr la armonía con lo que nos rodea.
Como alumno de la presente maestría, me he comprometido a mostrar en todo momento mis valores éticos, como profesional, como estudiante, como ciudadano, pero también como integrante de una familia orgullosamente de profesores, reconociendo que lo importante no es solamente obtener el grado, sino hacerlo sin perder de vista la honestidad y dedicación necesaria para lograrlo.
3.    Conclusión
La ética debe ser el medio para alcanzar las virtudes necesarias para lograr un mejor Estado en todos los aspectos, desde el familiar, social y también profesional; debemos cambiar desde el interior, no como obligación, sino convencidos y conscientes de los aciertos y errores que tenemos como personas. Lograr comprender el mundo a nuestro alrededor, para así empezar a cambiar nuestra ética en el actuar. Debemos ser capaces de reconocer que lo que nos hace grandes es la riqueza cultural, y hasta que podamos  priorizar los valores podremos entonces actuar con ética en todos los ámbitos de nuestra vida.
4.    Bibliografía
Edgar Morín, “Los siete saberes necesarios para la educación del futuro”. Correo de la UNESCO, 1999.
Rojas Soriano, Raúl, “Formación de investigadores educativos”, Editorial Plaza y Valdés, México 1992.

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